La correcta conservación de los alimentos depende de una cadena de frío adecuada. Mediante ella, se garantiza que el producto se haya conservado en un intervalo de temperaturas controlado en todas las etapas de la cadena alimentaria (producción, transporte, almacenamiento y venta). Todo con la finalidad de que llegue al consumidor de la mejor manera posible.
Cabe destacar que la cadena de frío es un eslabón fundamental en la seguridad alimentaria. Retrasa la degradación de los alimentos y de sus propiedades sensoriales (olor, sabor y gusto). Ayuda a ralentizar el crecimiento de los microorganismos responsables de intoxicaciones asociadas a su consumo favoreciendo la conservación de los alimentos.
Si los alimentos congelados se descongelan, aunque sea durante unos minutos, la actividad microbiana se reanuda. Aún si se vuelven a poner en cadena de frío la propagación de microorganismos será mucho mayor que antes del aumento de temperatura y es muy probable que los alimentos se deterioren. HVAC&R.
Algunas de las consecuencias de cortar este proceso de cadena de frío son:
- Se altera la calidad de los alimentos: provoca malos olores, además de pérdida nutricional y propagación de bacterias.
- Se reduce el tiempo de conservación.
- Existe mayor riesgo de intoxicaciones producidas por el consumo de alimentos en mal estado.