Autor: Ing. Ernesto Sanguinetti R. – Gerente División de Ingeniería de COLD IMPORT S.A.
El cambio climático se define como los cambios a largo de los años de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, debido a emisiones naturales de gases, a variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la emisión de gases por la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. Estas actividades generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que actúan como una manta que envuelve a la Tierra (aproximadamente a la altura de las nubes y un poco más).
Esa manta deja pasar la energía térmica o calor que viene del sol como radiación en longitud de onda corta (1 en el gráfico) que luego impacta sobre la tierra la cuál es absorbida en la superficie terrestre (3) y una pequeña parte es emitida o “reflejada” hacia el espacio como radiación infrarroja en longitud de onda larga (4); pero dicha manta atrapa gran parte de ese calor no dejándolo salir y por ello se eleva la temperatura atmosférica. A ello lo denominan “Efecto Invernadero” y crea el calentamiento atmosférico o calentamiento global.
Las emisiones principales de GEI que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4). Estos provienen de la combustión o quema de combustibles que sirven para movilizar todo tipo de vehículos de trasporte terrestre, aéreo y marítimo; calderos y motores de combustión para generar electricidad, o del carbón para dar calefacción a casas y edificios. La industria que fabrica el acero y del cemento son también fuentes de generación de GEI. La deforestación de bosques contribuye a que los arboles también dejan de absorber y liberan dióxido de carbono. La agricultura, la ganadería y muchas actividades relacionadas con el petróleo y el gas son fuentes importantes de emisiones de metano, otro GEI. La fuga hacia la atmósfera de muchos fluidos o gases refrigerantes que usamos en las máquinas que nos proporcionan refrigeración y aire acondicionado también son GEI.
Como indicador ambiental se usa el término “la huella de carbono” que es un indicativo de la totalidad de GEI emitidos por efecto directo o indirecto de una persona, una organización, un evento o un producto, y se usa el potencial de calentamiento atmosférico (PCA) para indicar la cantidad de calor atrapado en la atmósfera por una tonelada de un gas en relación con la cantidad de calor atrapado por una tonelada de CO2 durante un determinado período de tiempo (usualmente 100 años). Vale recalcar que se eligió el CO2 como gas de referencia por ser el GEI más abundante en la atmósfera, siendo el valor de su PCA = 1.
Los investigadores han demostrado que las personas somos responsables del calentamiento global de los últimos 200 años. Las actividades humanas, tales como las mencionadas, generan GEI que están elevando la temperatura del planeta al ritmo más rápido de los 2000 años pasados y las consecuencias del cambio climático incluyen ahora, entre otras, sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos y nevados, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.
De acuerdo a informes de la ONU, los científicos e investigadores coinciden en que limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1.5 °C respecto a la temperatura que tenía la atmósfera antes de la Primera Revolución Industrial nos ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable. Más aún, datos recientes apuntan a que si no tomamos medidas de precaución podría haber un aumento de la temperatura de 3 a 3.5°C para finales de siglo, con resultados catastróficos para la humanidad.
Muchas soluciones al cambio climático se están buscando a nivel mundial para obtener beneficios económicos al tiempo que mejoramos nuestras vidas y protegemos el medio ambiente. Dentro de ellas existen acuerdos globales para guiar el control del “Calentamiento Global” reduciendo emisiones, como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y las COP para tomar acciones sobre: reducción las emisiones de GEI, pautas para adaptarse a los impactos climáticos y financiar los ajustes necesarios.
LA CMNUCC y LAS COP
En Mayo del 1992, en Río de Janeiro – Brasil; se creó la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) al celebrarse la “Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro”. La acuerdo entró en vigor en Marzo del 1994 con la premisa de reforzar la conciencia pública a escala mundial sobre los problemas relativos al cambio climático. Entre sus objetivos principales se destaca la estabilización y luego la disminución gradual de las concentraciones de GEI en la atmósfera para impedir riesgos en el sistema climático. Dentro de la convención se creó la Conferencia de las Partes (COP) para ser el órgano supremo del acuerdo y propiciar la asociación de todos los países que forman parte de ella. Se establece que deben realizarse reuniones anuales donde deben participar expertos en medio ambiente, ministros, jefes de estado y organizaciones no gubernamentales.
Ya se han realizado 28 Conferencias de las Partes o COP:
- COP 1: 28 Marzo al 7 Abril 1995 (Berlín – Alemania)
- COP 2: 08 al 19 Julio 1996 (Ginebra – Suiza)
- COP 3: 01 al 10 Diciembre 1997 (Kioto – Japón)
- COP 4: 02 al 13 Noviembre 1998 (Buenos Aires -Argentina)
- COP 5: 25 Octubre al 05 Noviembre 1999 (Bonn – Alemania)
- COP 6: 13 al 25 Noviembre 2000 (La Haya – Holanda)
- COP 7: 29 Octubre al 11 Noviembre 2001 (Marrakech – Marruecos)
- COP 8: 23 Octubre al 1° Noviembre 2002 (Nueva Delhi – India)
- COP 9: 01 al 12 Diciembre 2003 (Milán – Italia)
- COP 10: 06 al 17 Diciembre 2004 (Buenos Aires -Argentina)
- COP 11: 28 Noviembre al 09 Diciembre 2005 (Montreal – Canadá)
- COP 12: 06 al 17 Noviembre 2006 (Nairobi – Kenya)
- COP 13: 03 al 14 Diciembre 2007 (Bali – Indonesia)
- COP 14: 01 al 12 Diciembre 2008 (Poznan – Polonia)
- COP 15: 07 al 18 Diciembre 2009 (Copenhague – Dinamarca)
- COP 16: 29 Noviembre al 10 Diciembre 2010 (Cancún – México)
- COP 17: 28 Noviembre al 09 Diciembre 2011 (Durbán – Sudáfrica)
- COP 18: 26 Noviembre al 07 Diciembre 2012 (Doha – Qatar)
- COP 19: 11 al 22 Noviembre 2013 (Varsovia – Polonia)
- COP 20: 01 al 12 Diciembre 2014 (Lima – Perú)
- COP 21: 30 Noviembre al 12 Diciembre 2015 (París – Francia)
- COP 22: 07 al 18 Noviembre 2016 (Marrakech – Marruecos)
- COP 23: 06 al 18 Noviembre 2017 (Bonn – Alemania)
- COP 24: 03 al 14 Diciembre 2018 (Katowice – Polonia)
- COP 25: 03 al 15 Diciembre 2019 (Madrid-España) – Brasil renunció y Chile no pudo realizarlo.
- COP 26: 31 Octubre al 12 Noviembre 2021 (Glasgow – Escocia). Se iba a realizar del 23 al 30 de Noviembre del 2020 pero fue suspendido por la pandemia mundial de la enfermedad COVID 19 originada por el virus SARS CoV-2. Se postergó y se realizó en fecha señalada.
- COP 27: 06 al 18 de Noviembre 2022 (Sharm el Sheikh – Egipto)
- COP 28: 30 de Noviembre al 12 de Diciembre 2023 ( Dubai – Emiratos Árabes Unidos). En ésta COP, las Partes acordaron que en Azerbaiyán se realice la COP 29 del 11 al 22 de noviembre del 2024, y que en Brasil se realice la COP 30 del 10 al 21 de noviembre del 2025.
LA COP 21 o “el Acuerdo de París”
A pesar de que todas las reuniones COP son importantes la que más resalta es la COP 21 realizada en París del 30 noviembre al 12 diciembre del 2015; porque se lograron grandes acuerdos y por ello se le bautizó como “el Acuerdo de París”. Por primera vez, se estableció que todos los países tengan una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos, con un mayor apoyo para ayudar a los países en desarrollo a hacerlo. Como tal, se trazó un nuevo rumbo en el esfuerzo climático mundial.
El objetivo central del Acuerdo de París es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de los 2°C de la temperatura atmosférica que se tenía en la era preindustrial, y redoblar los esfuerzos para limitar aún más ese aumento y no sobrepasar de 1.5°C. Además, el acuerdo tiene por objeto aumentar la capacidad de los países para hacer frente a los efectos del cambio climático y lograr que las corrientes de financiamiento sean coherentes con un nivel bajo de emisiones de gases de efecto invernadero y una trayectoria resistente al clima.
Para alcanzar estos ambiciosos objetivos, es preciso establecer un marco tecnológico nuevo y mejorar el fomento de la capacidad, con el fin de apoyar las medidas que adopten los países en desarrollo y los países más vulnerables, en concordancia con sus propios objetivos nacionales; movilizar y proporcionar los recursos financieros necesarios. El pacto también prevé un marco mejorado de transparencia para la acción y el apoyo.
El Acuerdo de París quedó a disposición de todos los países, para que se adhieran libremente, el 22 de abril del 2016 (Día de la Tierra) en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Entró en vigor el 04 de Noviembre del 2016 y desde entonces, cada vez más países han firmado, ratificado y siguen ratificando el acuerdo, habiéndose alcanzado un total de 195 países firmantes (se les denomina “Países Partes” o simplemente “Partes”).
El Acuerdo de París reafirma las obligaciones que tienen los países desarrollados de apoyar a los países en desarrollo para construir un futuro limpio y resistente al clima, al tiempo que alienta por primera vez a otras partes a que presten o sigan prestando ese apoyo de manera voluntaria. El suministro de recursos también debe tener por objeto lograr un equilibrio entre la adaptación y la mitigación. Además de informar sobre la financiación ya proporcionada, las partes que son países desarrollados se comprometen a proporcionar bienalmente información transparente e indicativa sobre el apoyo futuro para los países en desarrollo. El acuerdo también establece que el mecanismo financiero de la convención, incluido el Fondo Verde del Clima (GCF), servirá al pacto.
LA COP 28 EN DUBAI
En diciembre del año pasado finalizó la COP 28 (del 30 de Noviembre al 12 de Diciembre 2023) que se realizó en Dubái, uno de los 7 Emiratos Árabes Unidos. Durante dos semanas y dos días extras de negociación, representantes de más de 195 partes o países aprobaron el texto final que muchos consideran el más importante desde el Acuerdo de París. Muchas de las metas acordadas deben cumplirse en el 2030, con lo cual se busca una transformación sin precedente en solamente seis años. Los acuerdos son varios, siendo los más destacables:
Por primera vez en la historia de las negociaciones de las COP, se incluyó en el documento final un texto que especifica que debemos dejar atrás los combustibles fósiles y acelerar la transición a fuentes de energía renovables. Se debe buscar triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética hacia el 2030, así como eliminar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles lo antes posible.
El mensaje es claro: el carbón y el metano son enemigos número uno y dos a corto plazo. Se pide acelerar la eliminación progresiva de la energía proveniente de la combustión del carbón y del petróleo, así como reducir sustancialmente las emisiones provenientes del metano al 2030. Gracias a la tecnología satelital, ya se pueden identificar las fugas de metano y llamar la atención a los gobiernos sobre dónde se está emitiendo. Se recuerda que la ganadería es una de las fuentes principales de emisiones de este gas, junto con las operaciones de petróleo y de residuos (rellenos sanitarios y aguas residuales).
Se ha reafirmado la relación entre la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad y de la deforestación: Se informó que La Alianza Financiera de Glasgow para Net Zero (GFANZ) integrará a la naturaleza en sus planes para lograr el “net zero”; el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), destinará US$25 mil millones en los próximos cinco años a acciones enfocadas en soluciones basadas en la naturaleza. La comunidad global debe prestar mucha atención sobre la gestión de la deforestación de la Amazonía y la protección de su biodiversidad en los próximos dos años.
Deben transformarse los sistemas alimentarios e hídricos: Considerados temas de gran urgencia por sus vulnerabilidades ante el cambio climático y sus impactos en la supervivencia humana, debido a que un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los sistemas alimentarios. Más aún cuando se sabe que según documentos de la FAO las pérdidas agrícolas representaron un 23% de lo que se ha perdido por catástrofes naturales, entre 2007 y 2022. “Solo las sequías ocasionaron más del 65% de las pérdidas en el sector agrícola durante este período, lo que se traduce en una pérdida estimada de 3.8 billones de dólares en cultivos y producción ganadera en los últimos 30 años”.
Se busca la transformación del sistema financiero. Con ello se debe acelerar el flujo de fondos de los países desarrollados hacia los países en desarrollo. Se crearán nuevos mecanismos de finanzas climáticas y alianzas público-privadas que las empresas pueden aprovechar para transformar sus operaciones y orientarse hacia nuevas oportunidades en un contexto climático.
Finalmente, como comentario personal, esperemos que los acuerdos se cumplan por el bien de nuestro planeta, por el bien de las actuales generaciones y las del futuro.