Los sistemas de refrigeración de bajo consumo se desarrollaron una vez concedidos los derechos de organización del Mundial a Qatar. El Comité Supremo de Organización y Legado ha sido el encargado de prestarlos, en colaboración con la Universidad de Qatar (QU).
Se trata de una ‘refrigeración local’, esto consiste en enfriar solo las zonas necesarias, como por ejemplo el campo de juego y las gradas. Como la forma de cada estadio es distinta se debe adaptar de manera única al diseño y a las características de cada lugar. «La forma de cada estadio actúa de barrera, que contiene una burbuja fría en el interior.” explica Abdul Ghani.
Mediante energía solar, el aire exterior se enfría y se distribuye a través de rejillas por las gradas y grandes boquillas por los laterales del terreno de juego. Los sistemas cuentan con aislamiento y refrigeración local para que resulten lo más respetuosos posibles con el medio ambiente.
Cada estadio cuenta con una central de energía instalada a kilómetros de distancia. La máquina recibe agua helada, que a su vez es bombeada al inmueble a través de tuberías puestas a lo largo de las tribunas y en la cancha. Así sale el aire acondicionado que está programado para mantener una temperatura constante, que debe ser previa y cuidadosamente regulada de acuerdo a las necesidades en cada momento y lugar, para no someter a los futbolistas a un efecto contraproducente de frío extremo que les genere molestias importantes.
La tecnología de refrigeración local, emplea 40% menos energía que los sistemas de refrigeración convencionales y servirá para ventilar todo el interior del recinto.
En los bordes del campo de juego se ubican unos paneles que atraen el aire caliente hacia unas máquinas que hay debajo, estas además de enfriar el aire y devolverlo hacia el estadio previamente lo purifican, eliminan los olores corporales, filtran el polen, el polvo, la piel, el cabello humano y lo devuelven más frío y limpio hacia el público y los deportistas.