Soler & Palau destaca la importancia de medir y mejorar la calidad del aire interior, ofreciendo soluciones eficaces de ventilación.
En 2017, la Agencia Europea del Medio Ambiente lanzó un nuevo índice de calidad del aire con el objetivo de ofrecer a los ciudadanos la posibilidad de comprobar la calidad del aire en cualquier ciudad o región de Europa. Este índice se alimenta de datos recopilados en más de 2,000 estaciones distribuidas por todo el continente, proporcionando información en tiempo real a través de un mapa interactivo que asigna un color específico según la calidad del aire. Este sistema se ha convertido en una herramienta crucial para comprender la situación del aire en distintas regiones, especialmente en áreas urbanas, donde la calidad del aire suele ser más preocupante. Soler & Palau comparte publicación al respecto.
En ese sentido, el índice de calidad del aire (ICA) se establece en una escala que va desde 0 hasta más de 500, y clasifica la calidad del aire en seis categorías de peligrosidad, desde “buena” hasta “peligrosa”. Estas categorías están determinadas por la concentración de cinco contaminantes clave: partículas en suspensión (PM2,5 y PM10), ozono troposférico (O3), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y monóxido de carbono (CO). El color asignado a cada categoría facilita la interpretación de los datos por parte del público, permitiendo una rápida comprensión del nivel de contaminación y sus posibles efectos sobre la salud.
Por otro lado, los informes recientes de la Agencia Europea del Medio Ambiente indican que, a pesar de los esfuerzos realizados, los niveles de contaminación en muchas ciudades europeas siguen siendo elevados, exponiendo a sus habitantes a riesgos considerables. Las partículas finas (PM2,5) son especialmente peligrosas, y en 2014, fueron responsables de la muerte prematura de aproximadamente 400,000 personas en Europa. Además de las consecuencias directas sobre la salud, la contaminación atmosférica también tiene un impacto económico significativo, afectando la productividad laboral y aumentando los costos médicos, además de dañar el medio ambiente.
Asimismo, para medir y mejorar la calidad del aire interior, es fundamental considerar una serie de parámetros que incluyen compuestos orgánicos volátiles, partículas en suspensión, niveles de CO2, y otros contaminantes. La tecnología actual ofrece diversos sensores y dispositivos capaces de monitorear estos parámetros en tiempo real, permitiendo a los usuarios tomar medidas correctivas. La instalación de sistemas de ventilación adecuados, el uso de purificadores de aire y el control de la humedad son algunas de las estrategias recomendadas para mantener un ambiente interior saludable.
Finalmente, Soler & Palau destaca la importancia de no solo medir la calidad del aire interior, sino también de implementar soluciones eficaces que garanticen un ambiente limpio y seguro en los hogares y edificios. Para aquellos que buscan diseñar un sistema de ventilación eficiente, la empresa ofrece el asesoramiento técnico necesario para asegurar que se mantengan los niveles adecuados de calidad del aire interior.
Fuente: Soler & Palau
