Enrico Boscaro analiza el avance de la refrigeración líquida en centros de datos, impulsado por la IA y la creciente densidad térmica.
La refrigeración líquida para servidores ha cobrado relevancia en los últimos años, impulsada principalmente por el crecimiento de la Inteligencia Artificial y el aumento de la densidad de potencia en los centros de datos. Según Enrico Boscaro, Gerente de Marketing del Grupo HVAC Industrial en CAREL, este desarrollo ha llevado a una rápida expansión del mercado de soluciones de refrigeración líquida, superando incluso el crecimiento general del sector. La feria SC2024, celebrada en Atlanta, evidenció esta tendencia, reuniendo a destacados actores de la industria de TI y de infraestructuras. Durante el evento, se presentaron innovaciones como el uso de la inteligencia artificial en modelos tridimensionales, subrayando el papel crucial de la refrigeración líquida en el procesamiento de datos a gran escala.
En este contexto, las tecnologías de refrigeración líquida han evolucionado hacia sistemas de disipación directa al chip y de inmersión, ambos conectados a unidades de distribución de refrigerante (CDU). Boscaro destaca que en la exposición se mostraron diferentes tipos de CDU, desde aquellas montadas en rack hasta unidades autónomas diseñadas para múltiples servidores. El aumento continuo de la potencia térmica ha impulsado el desarrollo de CDU más grandes, superando 1 MW, lo que plantea desafíos en la integración de estas soluciones en infraestructuras existentes. A pesar del crecimiento de la refrigeración líquida, la refrigeración por aire sigue desempeñando un papel complementario, especialmente en sistemas híbridos donde el líquido disipa el calor del chip y el aire enfría los demás componentes.
Por otra parte, un aspecto clave discutido en SC2024 fue la tendencia de incremento de la temperatura de operación en los centros de datos. Según Boscaro, las predicciones de la industria indican que en los próximos años la potencia de las GPU para IA alcanzará hasta 1,5 kW, mientras que las CPU experimentarán un crecimiento similar. Este aumento de potencia demanda temperaturas más bajas del fluido refrigerante, lo que requiere un diseño eficiente de los sistemas de disipación térmica. ASHRAE, en un reciente boletín, ha recomendado una temperatura de diseño de 30 °C para garantizar la estabilidad del sistema, enfatizando la importancia de la redundancia y la calidad del flujo del fluido para evitar obstrucciones en los intercambiadores de calor.
Finalmente, la creciente interacción entre la refrigeración y las TI se ha convertido en un aspecto central del desarrollo de estas tecnologías. Boscaro resalta el uso del protocolo Redfish para optimizar la refrigeración en función del uso real del servidor, permitiendo ajustes dinámicos mediante inteligencia artificial. Asimismo, la integración de estrategias como la migración de carga entre servidores podría mejorar la estabilidad del sistema ante variaciones térmicas. Estos avances confirman que la refrigeración ya no es un simple complemento, sino un factor determinante en la eficiencia y continuidad de los centros de datos modernos.
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Fuente: CAREL