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Una mala IAQ (calidad del aire interior) puede provocar múltiples problemas, desde dolores de cabeza hasta alergias, e incluso podría provocar enfermedades graves. Sin embargo, la conversación pública acerca del clima interior se centra sobre todo en el bienestar y la productividad. No hay suficiente conciencia sobre las implicaciones en la salud de un aire interior deficiente.

Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que la contaminación del aire interior, incluido el uso de aire exterior contaminado para ventilar los edificios, provoca una pérdida de 2 millones de años de vida sana sólo en la UE.

La mala calidad del aire puede afectar a la salud de muchas maneras como, por ejemplo

  • Dolor de cabeza y fatiga
  • Irritación de ojos, nariz y garganta
  • Enrojecimiento, sarpullido y picazón en la piel
  • Mareos y náuseas
  • Enfermedades graves como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.

El nivel de humedad adecuado minimiza el riesgo de infección Estudios2 muestran que el riesgo de infección de una persona a otra se minimiza cuando la humedad relativa está en el rango ideal entre 40 – 60%.

El invierno suele ser el mes más seco del año. Este aire seco crea las circunstancias perfectas para que nuestras membranas mucosas se sequen, disminuyendo nuestra capacidad natural para resistir las bacterias. Por ello, la ventilación es esencial para limitar la propagación de enfermedades, sobre todo si se combina con una función de humidificación.

La humidificación para la ventilación de bienestar no se ha utilizado mucho en el pasado. Es relativamente nuevo que la normativa de construcción permita la humidificación en edificios no industriales. Pero sin duda es una buena idea. Un nivel de humedad demasiado bajo es malo, pero también lo es uno demasiado alto, que forma un caldo de cultivo para hongos, moho y putrefacción. Según Bo Sterner, para ello es necesario que el sistema de ventilación mida el aire de forma correcta y continua, de modo que el nivel de humedad no supere el 60%.

Hay muchos factores que pueden afectar la IAQ (calidad del aire interior) en un hogar. Entre los factores más comunes se encuentran:

  • Polvo
  • Humo de tabaco
  • Humedad excesiva en el hogar
  • Partículas de estufas, velas, etc.
  • Temperaturas demasiado bajas en casas antiguas y temperaturas demasiado altas en casas nuevas
  • Alérgenos del polen, animales domésticos, polvo de casa y moho

Una ventilación correcta mejora la calidad del aire y, por tanto, la salud de los residentes del edificio. Cuando el aire exterior se filtra a través de un sistema de ventilación, el aire contaminado se reemplaza por aire fresco. Al mismo tiempo, la ventilación elimina la contaminación del aire causada por la actividad humana, las superficies y el producto de los procesos.

Hay diferentes requisitos en cuanto al grado de filtración, dependiendo de dónde esté situado el edificio. Una buena filtración en las ciudades, por ejemplo, es más esencial que en el campo. También es importante elegir un sistema de ventilación que esté fabricado de acuerdo con las regulaciones ambientales locales e internacionales.

Mejorando la calidad del aire en el día a día Si bien es importante que los hogares estén equipados con las opciones de ventilación adecuadas, aquí hay algunas acciones que puede tomar a nivel individual:

  • Ventile el espacio varias veces al día durante 5-10 minutos como mínimo.
  • Mantenga las temperaturas entre 20-22 grados centígrados tanto como sea posible.
  • Limpie al menos una vez a la semana y asegúrese de eliminar el polvo viejo, que se levanta con el movimiento y se inhala.
  • Evite secar la ropa en interiores para evitar niveles excesivos de humedad.
  • Cierre la puerta del baño durante y después de bañarse para evitar que el aire húmedo se propague al resto del hogar. En su lugar, abra la ventana o encienda la ventilación del baño.
  • Encienda la campana extractora mientras cocina. Apague los aparatos eléctricos cuando no los use.
  • Esto puede ayudar a limitar la cantidad de contaminantes en el hogar.
  • Evite comprar productos para el hogar que huelan a sustancias químicas, y deje que los muebles nuevos y otros productos se desgasifiquen antes de introducirlos en casa.

Fuente: Systemair

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